Las diferentes tipologías de piel hacen que sea imprescindible analizar los tejidos dérmicos para elegir el tratamiento más adecuado.
Para ello disponemos de un analizador de piel, para determinar el tipo de piel de la persona analizada y a partir de ahí recomendar los productos o tratamientos más apropiados. Una herramienta imprescindible para conocer las condiciones reales de hidratación de la piel y cuidarla adecuadamente.